Por David Smith, Gonzalo Lizarralde, Lisa Bornstein, Benjamin Herazo, Trent Bonsall y Steffen Lajoie*
Las 22 iniciativas locales sirvieron simultáneamente como método de investigación y como forma de generar cambios tangibles en los territorios. Estas iniciativas condujeron a lo que hemos llamado “artefactos de reducción del riesgo de desastres”; es decir, a objetos tangibles y espacios de intervención intangibles arraigados en un profundo conocimiento del territorio, costumbres locales, prácticas y rituales culturalmente apropiados. Estos objetos y espacios de trabajo generan oportunidades para el diálogo y para establecer relaciones de confianza entre ciudadanos, líderes locales, académicos, empresarios y funcionarios públicos. Aún más importante, estos artefactos permiten a los habitantes de entornos informales reducir y gestionar los múltiples riesgos a los que se enfrentan.
Los líderes locales y otros actores diseñaron e implementaron las iniciativas en respuesta a una gran variedad de riesgos, tales como inundaciones, inseguridad alimentaria, elevación del nivel del mar, deslizamientos de tierra, erosión, contaminación (del agua, del suelo y del aire), olas de calor, sequías, deforestación, delincuencia y violencia (ver la Tabla 1). Pero estos actores se enfrentaron al riesgo mediante el desarrollo de actividades que tienen valor cultural en sus comunidades y espacios colectivos, tales como la construcción con métodos tradicionales, prácticas de agricultura urbana, actividades recreativas y artísticas, y programas de educación y formación tanto para niños como para adultos. Las iniciativas se centraron en:
– La protección del medio ambiente y el desarrollo de respuestas a las relaciones generalmente frágiles que existen entre los ciudadanos, el entorno construido y los ecosistemas;
– La gestión y el consumo del agua, incluyendo el desarrollo de infraestructura de agua potable, desagües, y colectores de agua;
– La protección de las personas y de las construcciones frente a los riesgos relacionados con el agua (inundaciones, deslizamientos de tierra, ciclones, tsunamis, sequías y aumento del nivel del mar); y
– Agricultura urbana y seguridad alimentaria.
Carahatas: La búsqueda de la continuidad a pesar del riesgo
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Cuba cuenta con una política integral de respuesta al cambio climático llamada Tarea Vida, la cual fija las directrices para la intervención en zonas de riesgo y establece las condiciones para la reubicación de los asentamientos afectados por el aumento del nivel del mar. [i] Una ley de carácter nacional prohíbe la construcción de nuevas viviendas, servicios e infraestructuras en zonas inundables. Sin embargo, muchos habitantes de Carahatas y de otros asentamientos costeros prefieren convivir con los riesgos relacionados con el agua, ya que sus medios de vida están directa o indirectamente ligados al mar. En consecuencia, las autoridades de las ciudades costeras de Cuba se enfrentan cada vez más a un difícil dilema: reubicar los asentamientos costeros o permitir que permanezcan allí y sean reconstruidos cuando sea necesario.
Al igual que en otros asentamientos costeros cercanos, en Carahatas existe un alto riesgo de elevación del nivel del mar. El asentamiento, de unas 600 personas, está situado cerca de los Cayos, un destino turístico de talla internacional. Además, forma parte de un ecosistema marítimo bastante complejo, protegido por los Cayos del Pajonal, Fragoso y (un poco más al este) los Cayos de Santa María. Carahatas se encuentra a 100 km de la ciudad interior de Santa Clara (250,000 habitantes), el mayor centro urbano de la provincia de Villa Clara, donde se encuentra la Universidad Central Marta Abreu.
Se calcula que el 50% de las casas de Carahatas estarán inundadas en 2050, y que en 2100 esa cifra podría llegar al 90%. Además, en los últimos años, Carahatas se ha visto afectada por varios huracanes y tormentas tropicales. En 2017, el huracán Irma dañó más del 60% de las casas. Los residentes dependen en gran medida de la pesca para su subsistencia, por lo que la reubicación en el interior, defendida por el gobierno, es especialmente polémica. Muchos residentes temen repetir la experiencia de Nueva Isabela, una comunidad de pescadores que fue parcialmente trasladada a edificios prefabricados de cinco plantas de apartamentos, situados a 15 km de la costa. Los habitantes de Carahatas prefieren quedarse cerca del mar y aprender a convivir con los riesgos, manteniendo sus medios de vida, tradiciones y cultura. [ii]
Carahatas no es considerado un asentamiento informal o ilegal. Su gobernanza local está en gran medida institucionalizada, y los residentes tienen acceso a todos los servicios públicos que ofrece el Estado cubano. Sin embargo, la comunidad está relativamente alejada y el transporte a otras ciudades es generalmente difícil, lo que dificulta el acceso a alimentos y bienes. Los habitantes tienen ingresos muy bajos y han desarrollado varias prácticas y tradiciones de carácter comunitario. La mayoría construye y repara sus propias casas, así como las principales infraestructuras colectivas. Los miembros de la comunidad se encargan de la escuela, la biblioteca local, las actividades relacionadas con la pesca y varios servicios colectivos.
En la iniciativa Viviendas resilientes a través de la autogestión comunitaria, los investigadores de la Universidad Central Marta Abreu trabajaron conjuntamente con el programa Hábitat 2, el Arquitecto de la comunidad local (una institución fuerte en el sector de la vivienda en Cuba),[iii] constructores con experiencia, residentes y funcionarios del gobierno local, regional y nacional. Esta colaboración tenía como objetivo documentar y compartir prácticas constructivas tradicionales, así como brindar experiencia técnica y conocimientos científicos para reforzar los métodos de construcción y mejorar así la protección contra los riesgos climáticos. Alrededor de 67 viviendas fueron reparadas utilizando materiales y soluciones constructivas a prueba de desastres. Esta iniciativa ilustra cómo el intercambio de conocimientos puede ayudar a reducir la vulnerabilidad de las construcciones existentes. Cabe aclarar que este tipo de colaboración y el énfasis en la construcción por cuenta propia de los habitantes contrasta con otros enfoques para la construcción de vivienda adoptados en Cuba, en los cuales el gobierno construye bloques de apartamentos (llave en mano) que luego se asignan a los beneficiarios. Esta iniciativa se ha convertido en una fuente de inspiración para actores y organizaciones en Cuba que buscan alternativas a la opción (cada vez menos viable) de diseñar, construir y entregar edificios residenciales por parte del Estado.
Tres iniciativas en Carahatas combinaron actividades culturales con programas educativos y de sensibilización sobre el cambio climático y los desafíos medioambientales. La iniciativa Mujeres del Mar se basa en una importante tradición cultural en Carahatas: el Festival Marino Costero. Este evento anual, que celebra la vida en proximidad al mar, es visto ahora como un vehículo para que las mujeres puedan crear conciencia sobre los desafíos ambientales en la región. En esta iniciativa, las mujeres exploran estrategias para la reducción del riesgo de desastres y la protección del medio ambiente, en sinergia con tradiciones y símbolos que tienen valor cultural dentro de la comunidad. También educan a los niños sobre los retos medioambientales actuales y futuros. Las líderesas movilizan explicaciones y narrativas vernáculas del riesgo, generalmente arraigadas en conocimientos locales y experiencias anteriores con huracanes y otros eventos naturales. Después comparan estas ideas y representaciones con conocimientos técnicos y datos científicos. Al identificar diferencias entre las ideas y los conceptos propios del lugar y aquellos provenientes de la academia y la ciencia, los habitantes han podido encontrar mejores opciones a la reducción de riesgos y han podido influenciar actores políticos locales para que adopten medidas más adecuadas para el caso de Carahatas.
La segunda iniciativa, el Festival Marino Costero, también se basa en el festival anual como plataforma para generar una concienciación colectiva sobre los riesgos. En este caso, los investigadores y organizadores organizaron concursos de arte y literatura, discursos, juegos y recitales de niños, todos orientados a la exploración de los retos medioambientales y climáticos. Estas actividades han creado nuevos espacios de reflexión sobre las causas y consecuencias del calentamiento global, así como sus repercusiones especificas en Carahatas.
Por último, la tercera iniciativa, consiste en un programa extracurricular para la escuela primaria de Carahatas. Esta ha sido una oportunidad para educar a los niños sobre los riesgos y los desastres en su territorio. En el Círculo de Interés Yo me Adapto, los niños adquirieren conocimientos prácticos sobre el impacto de los riesgos en su comunidad y participan en actividades recreativas y culturales destinadas a comprender los desafíos medioambientales actuales. La apuesta es que los niños lleven estas discusiones a casa generando reflexionen con miembros de la familia, para no solo generar conciencia colectiva sino también para influenciar comportamientos individuales frente al riesgo climático.
En estos tres casos vemos como, al aprovechar las instituciones existentes, tales como el Festival Marino y los programas escolares, se puede maximizar la implicación de los ciudadanos, facilitar la colaboración con instituciones gubernamentales y contribuir a mantener las iniciativas en el futuro.
Una cuarta iniciativa en Carahatas adoptó un enfoque diferente. El acceso a los datos móviles es relativamente reciente (y todavía escaso) en Cuba. La mayor parte de las comunicaciones con los pobladores de Carahatas y entre ellos se realizan a través de llamadas telefónicas convencionales o en persona. Por lo tanto, la comunicación se volvió particularmente difícil cuando la pandemia del COVID-19 afecto al país. Los investigadores y líderes locales crearon entonces la iniciativa Voces de Carahatas, en la cual un grupo de mujeres recibió apoyo financiero y formación en redes sociales para utilizar la tecnología de datos móviles recientemente disponible. Al cabo de unas semanas, la comunicación entre los académicos y los habitantes de Carahatas no sólo se restableció, sino que mejoró. Las mujeres se volvieron activas en redes sociales, accediendo a información y generando discusiones y debates pertinentes sobre sus aspiraciones, sus necesidades y las respuestas al riesgo. La iniciativa demuestra cómo el acceso a la comunicación digital puede ayudar a empoderar a comunidades tradicionalmente aisladas en su lucha contra los riesgos.
[i] Nachmany, M., et al. (2015). The 2015 Global Climate Legislation Study. London: The Grantham Research Institute on Climate Change and the Environment and the London School of Economics and Political Science. London.
[ii] Aragón-Duran, E., et al. (2020). The language of risk and the risk of language: Mismatches in risk response in Cuban coastal villages. International Journal of Disaster Risk Reduction, 50, 101712.
[iii] Valladares, A. (2013). The Community Architect Program: Implementing participation-in-design to improve housing conditions in Cuba. Habitat International, 38, 18-24; Lizarralde, G. (2014). The invisible houses: Rethinking and designing low-cost housing in developing countries. London: Routledge.
Yumbo: El reto de afrontar el riesgo climático en condiciones de marginalización y violencia
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En Colombia, la mayoría de las políticas relacionadas con el clima se basan en la resiliencia ante los desastres y la narrativa de la sostenibilidad. Se espera que, mientras que el gobierno invierte en infraestructura para la mitigación de riesgos,[i] el sector privado y los ciudadanos adopten sus propias medidas para prevenir y mitigar los desastres.[ii] El gobierno suele considerar la informalidad como una forma de ilegalidad y desorden urbano (muchas veces también como una forma de oportunismo) y rara vez colabora abiertamente con líderes y habitantes de asentamientos informales. Los ciudadanos de bajos ingresos, sin embargo, ven la construcción y el trabajo informal como la resultante de injusticias sociales promovidas o toleradas por las élites políticas y económicas. Para ellos, el cambio climático en un freno al desarrollo social y aumenta su vulnerabilidad, en particular debido a sus impactos sobre la salud[iii] y la seguridad alimentaria, así como en el acceso al agua y en la agricultura. Además, la mayoría de ellos consideran que la corrupción obstaculiza la creación de relaciones más armoniosas entre las personas y sus territorios.
La ciudad industrial de Yumbo se ha urbanizado rápidamente en los últimos 20 años y acoge a miles de ciudadanos desplazados por la violencia de más de cinco décadas que opone al gobierno, los grupos paramilitares de derecha y las guerrillas de izquierda. Yumbo desempeña un papel vital en la economía nacional, siendo por un lado un centro de producción industrial importante, donde se concentra mano de obra relativamente calificada, y por otro lado una zona de transición entre las comunidades rurales y apartadas del Cauca y del Pacífico y los grandes centros urbanos del país. Aunque la ciudad tiene un tejido social valioso y un bagaje cultural importante en la región, está constantemente afectada por los efectos nocivos de la violencia y la delincuencia vinculadas al narcotráfico.
En Yumbo, miles de habitantes informales se enfrentan a altas temperaturas, un clima frecuentemente afectado por los fenómenos de La Niña y El Niño y por la contaminación provocada por más de mil fábricas de industria pesada situadas en la zona. Se estima que la contaminación en Yumbo ha creado un microclima en el que las temperaturas medias son hasta cinco grados (Celsius) más altas que en ciertos barrios de alto nivel económico de Cali, la principal ciudad situada a 20 km. Los barrios de origen informal en Yumbo, entre ellos Las Américas, están generalmente situados en zonas propensas a inundaciones, correntias y deslizamientos de tierra. La temporada de lluvias destruye de manera recurrente viviendas y comercios. Además, la erosión en lechos de río y riachuelos es cada vez más frecuente y los problemas de salud pública han aumentado.
Los habitantes de Las Américas identificaron la creación de un parque recreativo como una de sus principales prioridades. Para llevar a cabo el llamado “Parque del Poli” fue necesario obtener permisos y movilizar materiales y mano de obra de dentro y fuera de la comunidad. La iniciativa recibió el apoyo de la Universidad del Valle en el proceso de diseño, planeación y construcción de este espacio público (ver Sistema de Drenaje Urbano Sostenible, Sistema de Gestión del Agua y Huertos Comunitarios). Los líderes y lideresas buscaron contribuciones adicionales (en tiempo, trabajo y fondos) por parte de empresas locales, organizaciones e instituciones gubernamentales. Sus esfuerzos de comunicación fueron claves para superar las barreras logísticas y financieras, así como los procedimientos burocráticos, trámites y corrupción que son frecuentes en la ciudad y que dificultaron la aprobación del proyecto. Las mujeres organizaron varias actividades sociales complementarias para mantener el impulso y el interés en la iniciativa. A diferencia de algunas experiencias de ADAPTO en Cuba y Chile, algunos residentes en Yumbo se mostraron inicialmente reacios a participar. Sin embargo, las actividades sociales ayudaron a establecer confianza entre ciudadanos y entre ellos y los demás actores. El liderazgo de las mujeres y su incansable trabajo produjeron resultados positivos. La principal infraestructura del parque fue construida y se forjó una asociación entre organizaciones de la sociedad civil, el sector empresarial, instituciones gubernamentales y organizaciones comunitarias.
Dos iniciativas -el Sistema de Drenaje Urbano Sostenible (SUDS) y el Sistema de Gestión del Agua– tienen como objetivo reducir el riesgo de inundaciones en el nuevo parque y en las viviendas en partes más bajas de la ladera, así como suministrar agua a los nuevos huertos comunitarios. Las dos iniciativas desarrollaron prototipos de bajo costo que compensan en cierta medida la falta de infraestructura de gestión del agua en Las Américas. El hecho de que estas dos iniciativas fueran necesarias demuestra cómo, cuando los gobiernos no actúan o no tienen la capacidad de hacerlo, las comunidades toman iniciativas por sí mismas.
Estas iniciativas en Yumbo dieron lugar a la publicación de manuales de construcción disponibles en línea. Los ciudadanos tienen así acceso a instrucciones paso a paso sobre cómo implementar estas soluciones en el futuro. Además, la Universidad del Valle ha registrado estas soluciones ante las autoridades colombianas responsables de los derechos de propiedad intelectual. Gracias a este registro, estas soluciones pueden ahora implementarse a mayor escala para ayudar a reducir los riesgos de inundación y de derrumbe en los asentamientos informales situados en terrenos accidentados. Este registro impide que firmas privadas exploten las soluciones comercialmente, haciendo posible que los habitantes y académicos las apliquen y obtengan información de libre acceso sobre ellas.
Desde las primeras fases de la iniciativa SUDS (la primera puesta en marcha en Yumbo) se produjeron tensiones entre grupos de vecinos, líderes locales, políticos y pandillas de jóvenes. Estas iniciativas también pusieron de manifiesto la fragilidad del liderazgo femenino dentro de sistemas aun bastante patriarcales. Algunas mujeres asumieron inicialmente posiciones de liderazgo, pero adoptaron roles más modestos cuando los proyectos comenzaron a tener una dimensión más política y cuando fue necesario administrar fondos y establecer relaciones con actores políticos. En respuesta a estos dos desafíos, los investigadores de la Universidad del Valle y los trabajadores sociales de la Corporación Antioquia Presente trabajaron conjuntamente para reconstruir la confianza social y empoderar a las lideresas locales. Los investigadores ayudaron también a encontrar compromisos y a resolver conflictos. Eventualmente, estas acciones, sumadas a una estrategia de comunicación eficaz y a la formación y apoyo a las mujeres, contribuyeron al éxito de las iniciativas.
El acceso a alimentos frescos es difícil en Las Américas, Panorama y otros barrios de origen informal en Yumbo. La iniciativa de los Huertos comunitarios pretende reducir la inseguridad alimentaria y sensibilizar a organismos y ciudadanos sobre la importancia de la protección del medio ambiente. Esta idea busca producir alimentos que tengan valor cultural, así como motivar a otros habitantes a desarrollar más autonomía alimentaria. La iniciativa se basa en una serie de sesiones de trabajo y talleres de formación, y en la construcción de prototipos de huertos domésticos y sistemas de compostaje y clasificación de residuos. Al principio, los líderes y las lideresas tuvieron dificultades para involucrar a los miembros de la comunidad. Pero tras varias reuniones en las que se compartieron oportunidades e ideas, un mayor número de ciudadanos participó en la creación y cultivo de huertos. Se hizo evidente que la iniciativa ofrecía una oportunidad de desarrollo personal y colectivo, lo que se tradujo en un alto nivel de compromiso.
Esta experiencia nos recuerda que los proyectos de respuesta climática basados en infraestructura de protección no siempre están bien alineados con las necesidades, acciones y deseos de la comunidad. La deforestación causada por la urbanización y el impacto de las actividades industriales son algunas de las principales preocupaciones de los habitantes y líderes de Las Américas y Panorama. Dos iniciativas pretenden generar conciencia colectiva sobre la protección del ecosistema y hacer frente a las injusticias medioambientales. En Reforestando Yumbo, los participantes crearon un vivero agroforestal para germinar árboles y arbustos para plantarlos en otros lugares del barrio. En Reforestando Guanabitas, los participantes buscaban mejorar las condiciones medioambientales y reforestar las tierras alrededor del arroyo las Guanabitas. También ofrecieron sesiones de formación sobre acción medioambiental y lanzaron una campaña de comunicación en las redes sociales para animar a los residentes a proteger el arroyo.
Algunas actividades en Yumbo desafortunadamente se vieron afectadas por la pandemia del Covid-19. Sin embargo, los participantes continuaron la organización de actividades y compartiendo información y comunicación a través de las redes sociales. Sembraron semillas de plantas y árboles para poder continuar las actividades de reforestación en cuanto las condiciones lo permitieran. El paso a la tecnología a distancia brindó a los líderes locales la oportunidad de crear material audiovisual para la formación y la difusión, al tiempo que mantenían el impulso de varias iniciativas.
[i] Peralta-Buriticá, H.A., Velásquez-Peñaloza, A. & Enciso-Herrera, F. (2013). Territorios Resilientes: Guía Para El Conocimiento Y La Reducción Del Riesgo De Desastre En Los Municipios Colombianos. Bogota: Federación Colombiana de Municipios.
[ii] Páez, H., et al. (2019). Coping with Disasters in Small Municipalities – Women’s Role in the Reconstruction of Salgar, Colombia. Trialog 134. A Journal for Planning and Building in a Global Context, 3(1), 9-13.
[iii] Corporación Antioquia Presente. (2019). Foro internacional: Cambio climático y desafíos en salud 2019. Medellín: Corporación Antioquia Presente. Medellín, Colombia.
Salgar: El papel de la acción local tras el desastre y durante un proceso de reconstrucción fuertemente politizado
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Salgar, una comunidad de 18,000 habitantes en la región de Antioquia (Colombia), está principalmente concentrada en la agricultura. La región, situada en la cordillera de los Andes, es conocida por la producción de café de muy buena calidad y el espíritu empresarial y emprendedor de los habitantes. La ciudad está construida a lo largo del río la Libordiana, y es atravesada por varios arroyos, que se desbordan regularmente en la temporada de lluvias. En 2015, un importante desprendimiento de tierras y rocas, provocado por días de fuertes lluvias, causó 104 muertes y destruyó cientos de casas. Desde entonces, se puso en marcha un plan integral de reconstrucción y reducción de la vulnerabilidad, que incluyó la construcción de 308 nuevas viviendas en lugares seguros. Las autoridades también pusieron en marcha un sistema de alerta temprana y, tras consultar con los residentes locales, introdujeron programas sociales para proporcionarles apoyo económico, psicológico y técnico.
El proceso de reconstrucción estuvo marcado por una dinámica de competencia entre dos figuras políticas importantes en el país y dos partidos políticos opuestos y a cargo de diferentes iniciativas. El proceso se vio afectado por la polarización política y varias iniciativas de vivienda e infraestructura fueron influenciadas por intereses partidistas, incluso cuando se incluyeron actividades participativas. La reconstrucción se logró con relativa rapidez en comparación con otros procesos similares en Colombia. Pero no ha impedido que nuevos migrantes rurales construyan en laderas de rio en riesgo de inundación. Varios habitantes que vivían en casas de tipo rural de una sola planta y a los que se les proporcionó apartamentos nuevos han tenido que adaptarse a un tipo de vivienda más urbana. En estos nuevos edificios, los residentes tienen menos privacidad, están sujetos a las normas del condominio y no se les permite establecer actividades económicas.
Los habitantes de Salgar tienen fuertes vínculos emocionales con el territorio y dependen de la tierra y de los ecosistemas locales para su subsistencia. Sin embargo, este medio ambiente está siendo rápidamente desestabilizado por efectos relacionados con el cambio climático. En la iniciativa de Adaptación de los ecosistemas, una lidersa creó una “incubadora” local de innovación medioambiental. El objetivo era impulsar una serie de actividades destinadas a crear conciencia los habitantes sobre el medio ambiente y animar a los residentes a cuidarlo. El proyecto fue bastante exitoso. La mayoría de los líderes locales y habitantes consideran que el restablecimiento de relaciones más armoniosas entre las personas y los ecosistemas es la base para las actividades de mitigación del cambio climático y de justicia medioambiental.
Otra iniciativa, Gestionar el riesgo, trata de promover actividades que ya están en marcha en el municipio pero que a menudo son desconocidas o están siendo desaprovechadas. En lugar de diseñar iniciativas desde cero, los líderes locales dieron apoyo a proyectos ya existentes y consolidaron redes con empresas y organizaciones, construyendo así iniciativas basadas en conocimientos técnicos existentes. Estos casos ejemplifican cómo iniciativas muy puntuales, que son casi intervenciones de acupuntura en el territorio, pueden producir eventualmente un impacto significativo a mayor escala.
Región de Concepción: La importancia de crear alianzas sociales para el cambio
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La extensa costa chilena, donde se encuentran las principales ciudades del país, es propensa a varios riesgos, incluyendo terremotos, tsunamis, aumento del nivel del mar e inundaciones. En Chile, la acción contra el cambio climático, así como el mejoramiento de barrios de bajos recursos, están regidos principalmente por políticas e instituciones a nivel nacional.[i] El Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile dirige el programa, Quiero mi Barrio, destinado a mejorar zonas urbanas de carácter informal y viviendas de bajo costo. Sin embargo, la polarización política y los disturbios sociales que surgieron entre 2018 y 2021 han frenado la aplicación de acciones de respuesta a la crisis climática y de reducción del riesgo de desastres.
Varios líderes comunitarios y ciudadanos de bajos recursos de la región del Bío-Bío (cerca del centro del país) consideran que las políticas neoliberales y un extractivismo capitalista salvaje causan muchos de los problemas que persisten en los asentamientos de origen informal. Para ellos, muchas injusticias ambientales en áreas marginalizadas son el resultado de formas de capitalismo desenfrenado y poco regulado. El calentamiento global, la deforestación, la contaminación, la urbanización descontrolada y la destrucción de los ecosistemas locales por las actividades industriales y mineras constituyen verdaderos peligros provocados por la sociedad aumentan la vulnerabilidad de las comunidades de bajos ingresos.[ii]
Concepción se encuentra en un complejo sistema hídrico natural que incluye el río Bío-Bío (uno de los principales afluentes de Chile), el río Andalién, de menor tamaño, arroyos que descienden del monte Caracol, una serie de lagos, un canal de agua y bahías y penínsulas en el océano Pacífico. La ciudad tiene relaciones económicas con el municipio vecino de Talcahuano (un gran puerto internacional sobre el océano), Hualpén, San Pedro de la Paz, Coronel, Chiguayante, Penco y Hualqui. La ciudad genera una importante contribución a la economía nacional gracias a su intensa actividad portuaria en el Océano Pacífico y a las actividades industriales, forestales, metalúrgicas y de producción de papel y energía.
Concepción cuenta con un valioso patrimonio de producción de cerámica por parte de las artesanas locales y es sede de universidades de gran calidad, entre ellas la Universidad del Bío-Bío. La ciudad es propensa a las inundaciones (como la de 2006 en Andalién), los terremotos (como el de 8,8 Mw en 2010), los desplazamientos de tierra y los tsunamis. Aunque su población se duplicó entre 1970 y 1992, la infraestructura en algunas partes de la ciudad es deficiente y la mayoría de los asentamientos informales o de origen informal se encuentran en áreas inundables.
Varias iniciativas de ADAPTO en la región de Concepción estuvieron vinculadas al trabajo creativo realizado en los talleres de arquitectura de la Universidad del Bío-Bío. En estas iniciativas se invitó a los estudiantes a que desarrollaran soluciones innovadoras bien conectadas a las realidades sociales y culturales de la región. Los profesores y mentores actuaron como facilitadores de las interacciones entre líderes locales, ciudadanos y estudiantes universitarios. Con el aporte de los vecinos y dirigentes locales, los estudiantes diseñaron un pabellón para la jardinería colectiva (ver Jardín Comunitario Vertical), talleres artesanales para artesanos y visitantes (ver Taller de Alfarería), un espacio público y una estructura de madera que sirven como punto de encuentro, elemento paisajístico y plataforma turística (ver Plaza Nonguén), y un espacio educativo inmerso en el entorno natural del estero del Nonguén (ver Domo del Estero). En estas iniciativas, se invitó a los estudiantes a desafiar sus ideas preconcebidas y los métodos de diseño tradicionales y a dialogar con los residentes para identificar las necesidades reales de las mujeres. A continuación, varias iniciativas sobre el cambio climático se orientaron hacia la búsqueda de soluciones para mejorar la autonomía alimentaria, asegurar los medios de subsistencia y aumentar la conciencia medioambiental. La formación de una nueva generación de arquitectos en temas sociales y políticos, incluido el género, es un paso importante hacia una mayor responsabilidad y sensibilidad social en la práctica de la arquitectura y el urbanismo.
Cuando la iniciativa del Huerto Comunitario Vertical estaba en una fase avanzada de ejecución, las autoridades locales retiraron su compromiso de suministrar agua al jardín. La estructura se convirtió así en una fuente de discusión social: los miembros de la comunidad perdieron la confianza en las autoridades y surgieron tensiones entre los líderes locales y los representantes de instituciones públicas. Gracias a un dedicado trabajo social, los actores acordaron desmantelar la estructura para reinstalarla posteriormente en otro lugar donde se pudiera suministrar agua gracias a su propia iniciativa local, la Demostración de Recuperación de Agua. Estos casos demuestran como la confianza entre los actores puede ser bastante frágil y la ruptura de compromisos adquiridos puede tener efectos importantes en las iniciativas locales. También muestran cómo actores neutrales, como las ONGs y las universidades, pueden ayudar a resolver los conflictos que pueden surgir en el proceso de implementación.
Estas iniciativas se basaron en una novedosa estrategia de trabajo tripartita entre académicos, funcionarios del gobierno y miembros de la comunidad, actores que rara vez trabajan juntos en entornos informales. El enfoque embarcó a los distintos actores en un proceso de aprendizaje mutuo a través de un método denominado conversación disciplinada (o diálogo estructurado). Las iniciativas pusieron de manifiesto las ventajas de este tipo de colaboración -especialmente frente a las autoridades públicas- para abordar los efectos del cambio climático y los riesgos de manera contextual y sensible culturalmente. Durante la ejecución, fue imprescindible mantener una comunicación constante entre los actores para evitar malentendidos y disipar tensiones. Esta alianza tripartita se convirtió no sólo en una estrategia de trabajo innovadora, sino también en un precedente de gobernanza. El enfoque ha producido resultados tangibles, donde la universidad ha jugado un rol importante en nuevas iniciativas con las autoridades, el Servicio de Vivienda y Urbanismo (SERVIU) y el programa nacional Quiero mi Barrio.
En varias iniciativas llevadas a cabo en Chile, los líderes locales deseaban establecer un nuevo contrato social y mejores relaciones con la naturaleza tras décadas de políticas neoliberales y de industrialización capitalista. La iniciativa de la Plaza Nonguén creó un espacio educativo al aire libre para enseñar a los niños sobre ecología y desafíos medioambientales. En la iniciativa Terapia Forestal, los líderes locales organizaron actividades de sensibilización medioambiental en el bosque para satisfacer el deseo de algunos habitantes de escapar del a veces contaminado y estresante entorno urbano. La iniciativa del Taller de Ilustración Botánica tomó la forma de un taller al aire libre diseñado para revelar e ilustrar la flora del Valle de Nonguén. Desafortunadamente, la pandemia del COVID-19, dificultó la realización de estas iniciativas, situadas en entornos naturales. Un objetivo central en todas estas iniciativas es generar un espacio de atención, reflexión y contemplación en entornos naturales, lo cual era imposible de lograr a través de actividades a distancia y en línea. En consecuencia, los líderes locales dejaron las iniciativas en suspenso durante la pandemia del COVID-19, hasta que fuera apropiado volver a los lugares al aire libre.
El hecho de que todas las iniciativas estuvieran fuertemente arraigadas en los conocimientos, las prácticas y las competencias locales es una de las principales razones por las que los líderes y los participantes, jóvenes y mayores, mantuvieron un alto nivel de interés, a pesar de los numerosos obstáculos a los que se enfrentaron durante el proceso de implementación.
[i] Nachmany, M., et al. (2015). The 2015 Global Climate Legislation Study. London: The Grantham Research Institute on Climate Change and the Environment and the London School of Economics and Political Science. London.
[ii] Inostroza, L., Palme, M., & de la Barrera, F. (2016). A heat vulnerability index: spatial patterns of exposure, sensitivity and adaptive capacity for Santiago de Chile. PLoS One, 11(9), e0162464.
*Citar como: Smith, David et al., (2021). Nuestros principales resultados. En Artefactos de reducción del riesgo de desastres: Respuestas locales al cambio climático en América Latina y el Caribe. Smith, David; Herazo, Benjamin; Lizarralde, Gonzalo (editores). Montreal: Université de Montréal. Accesible aquí: https://artefacts.umontreal.ca/